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SOCIO CON HISTORIA







































              y  el dinero  para  el  funcionamiento  duran-  a recibir el apoyo institucional. “Cuando me
              te los primeros seis meses y Álvaro recibía   hago  socio  Cambadu  aparecen  Sebastián
              un sueldo por ese tiempo. “Después de los    Rodríguez y Amalia Quirici, quienes me pro-
              seis meses tenía que sacar mi sueldo de la   ponen algunas ideas muy interesantes para
              rentabilidad del negocio, y de acuerdo como   el funcionamiento del negocio, entre ellas la
              estuvieran las ventas, comenzar a pagar un   facturación  con Scanntech,  que hasta ese
              alquiler de valor promedio de la zona, que en   momento era a mano, y además hago un
              esa época se estipuló en $ 28.000 y segu-    curso en Cambadu que me permite modificar
              ramente hoy sea de la mitad de ese precio,   la forma de trabajo, a partir de una propuesta
              porque la zona se trasladó hacía el otro lado   de Plan Empresarial”.
              de Arenal Grande”.
                                                           No habían pasado los seis meses que ha-
              Un par de meses después  de abierto  co-     bían estipulado y Álvaro ya había tomado ca-
              mienza con el tema inspecciones de la Inten-  pacitación, modificado su plan de negocios y
              dencia, se hace socio Cambadu y comienza     comenzaba a crecer. Se intensifica el aseso-
                                                           ramiento de Cambadu y comienza a delinear
                                                           una nueva etapa comercial. “Sebastián (Ro-
                                                           dríguez) me presenta a Claudio (Williman) y
                                                           de ese primer encuentro no me olvido más.
                                                           Claudio aparece en el local y lo primero que
                                                           me dice es – no lo tomes a mal, pero esa
                                                           heladera no puede ir ahí, está trancando la
                                                           entrada-. Ese consejo me quedó de por vida,
                                                           lo primero que hice fue sacar la heladera y
                                                           empecé  a  tener  mejor  circulación  en  el  lo-
                                                           cal”, recuerda con afecto.
                                                           Al  tiempo  encara  otra  obra  recomendada
                                                           por los asesores, que fue la construcción de
                                                           un entrepiso para ampliar el espacio de un
                                                           local acotado por su metraje. Apenas pasa-
                                                           dos los seis meses, en el mes de julio del
                                                           año siguiente, toma la decisión de comprar
                                                           el comercio. “Le pido a Robert que viera lo
                                                           invertido hasta el momento, que estaba todo



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