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EDITORIAL

mortalidad empresarial en el primer año son
un claro indicador de que se necesita una
mayor atención y recursos para apoyar a
quienes se lanzan al mundo del emprendi-
miento. Es momento de que los gobiernos
reconozcan la importancia de las MiPymes y
se comprometan a crear un entorno que les
permita prosperar.
En conclusión, es fundamental que tomemos
conciencia de la realidad que viven las MiPy-
mes en Uruguay. Su contribución al empleo
y su papel en la inclusión social son invalua-
bles. No podemos permitir que se ponga en
riesgo el futuro de empresarios y futuros em-
prendedores que, a pesar de las adversida-
des, siguen luchando por hacer realidad sus
sueños y contribuir al bienestar de nuestra
sociedad. Daniel Fernández

Presidente de Cambadu

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